viernes, 24 de mayo de 2019


Eres otro siglo que vagabundea en las meditaciones.
La nube del cosmos & 1 aliento de vuelo.
Nos mantienes alerta: el alba comienza a moverse por el día.
El festín de los mercados, donde la belleza es encontrarnos.
Migran nuestros sueños
& es una bestia que no vence a la claridad.
Cuaderno de iluminaciones:
de las hojas de la carne nos encontramos libres.
La mala sangra de desollar los sueños.
Tus plumas mañanean
& el arado hace sus benditas tragedias en la tierra.
Lengua perdida, cielo ganado.
Camino entre jardines
& más allá del aleteo & canto en que describo.
Guías nuestros despertares, andamos meditando juntos,
la primera niebla,
el trabajo del sol que drena la pereza de la noche.
Más allá de esta tierra tu canto:
el espíritu en palabras.
Que se ilumine el mundo cuando caes del cielo
& esta luz de aquí entre los árboles: tú mismo.
Medito la flor que escucha tu loto en el quizás.
Pueblo, pueblo, tu desbandada entre ramas.
Como aires de mar, ángeles de los frescores.
La razón del aire, tu corazón cantado.
Se bañan, se purifican las alucinaciones cuando mueres.
Razón de instante, razón de mundo entre el smog.
Misterio que alivia & reverdece,
hechizo del delirio la mañana de vigilia,
el fondo del mundo viene a tu voz:
mi aullido de calle
por tu postal japonesa que viene meditando desde china:
ya vienen bajando los pájaros del último Dharma de Buda.
Habla la piedad de la existencia:
lo conoces todo:
sabes cuándo el fruto de la budeidad a la tierra.
En acciones extrañas, el amor de tus sombras:
cómo hemos de mirar la luz del sol.
Rezas más que un paisaje de vuelos inimaginables:
sólo tu canto la moda de la mañana.
El color de tus encantamientos:
La parda tarde que sigue recordando.
Pájaros de aldeanos & mis rodillas meditadas:
otra rama que cruje por alcanzar la luz.
Noción de bosque, vendaval del delirio mañanero.
Limbos de inocencia, la piedra que nos hace recordar el mal camino.
Que nos prenda tu canto como flores,
el maíz que le robas a las gallinas.
Los diluvios que resistes
& por el canto que no ha regresar.
Eternidad del día, esperanza del mar:
cómo hemos de volar hasta ti.
Oh pajarillo de las imposibilidades, suspiro.
Humildemente se mueven los árboles
& tu meditación ha de volver al oeste & desde oriente:
el pueblo & su pureza, otro relámpago sobrevivido.
Mejor que mis mendicidades cantas:
somos el arroz para las palomas explosivas.
1 solo eterno, solecito para verdear.
& a dónde los meteoros,
esta hipermodernidad de selfis & traspatios,
cántico espiritual que recibimos
lo que nos despierta & nos sostiene
ha de anidar las nubes por los senderos que aún no vemos.
Contra la ventana del tiempo: qué lejanía de mundo recibimos si aún no partes.
Tierra de silencio, la belleza en expansión.
Un murmuro de pueblo más allá de las edades.
Plúmbeas andanadas de la madrugada.
La sangre canta en cada parada salvaje de los destinos.
Te paseas & la belleza pica sus alveólos:
Qué música es esta con que como que se apedrean los árboles.
Revuelo las montañas: la visión se encuentra en todos los árboles.
El pueblo, más allá del árbol de la sombra del bien & del mal.
Como la que mendiga delirios, un gusto de cenizas,
el aire de tus vuelos.
Las humedades de las hojas de los árboles,
lo que le viste a los ríos.
Los montes que vuelven a encontrarse, tus ojos.
Espíritu asincerado, mocedad de flores.
Bien verbo lo cantado & acontecido:
qué nube te mueve como vela en la meditación.
Bosques recién plantados, mi vigilia amada.
Iluminación: el aire puro hallado.
Aliento despierto, sendero para colmar.
En soplo tu jardín, lo que prende, rayo azul.
Como 1 pabellón de despertares, tu migración viajera.
Posibilidad creadora: lo que aún no cantas del alba.
Arboleda lírica, celeste contemplación de despertares.
Flor del descubrimiento, devoción de tierra templada.
Madera punk para cantar & más violenta la capa polar.
Cántico espiritual, la belleza que enseñas a contemplar,
lo que viene del viaje & del paisaje,
el presente de la delicia & el éxtasis,
como palomas en la perfección de un baño.
Violencia, vuela a otra parte.
Su sufrimiento, el final de todos los veranos.
Luz meditativa, pronto has de volar & de volver.
La luz que viene, la luz que va,
tu entorno retorno es otra luz para pasar:
la lengua que de afuera es la lluvia & su llegada,
como ruinas de una lluvia que devuelve el mar.
Bailan los palomos todavía
& con bombín.
El verso más hermoso del mundo:
verte volar.
El silencio del canto entre la llovizna.
La nada de nuestra gloria en lo rupestre del espíritu.
Propagación de la romanza en las aves del corral.
¡Mira espejo otro espejo!
La oscuridad dice:
Más allá de la jaula, la piedra de la melancolía.
Tu vida, la vida más abajo de los edenes.
Qué progreso en hojitas como navajas en la mano,
Fin de Mundo, los campos floridos & el canto abandonado.
Las lenguas de las cosas, el polvo & lo nombrado;
cántanos su vuelo hasta aquí.
 Nos necesitamos imposibles, el testimonio de otros cielos.
Un sector breve del olvido:
cómo he decirte siémbrate hasta aquí.
Siempre un despido, lenguaje pajarito, sexual aire,
como lo que se consume & es el pico del ocaso,
que sean inmunes tus cantos al veneno del frío.




De palabra la tierra,
de tierra la palabra.
Renuncio a no mirarnos.
A que nuestro dolor
sea la voz de monte y la pradera.
A que la casa, el canto, la flor
no sean más que tierra.
Hacia la tierra vamos,
jícara de la tronadera
del humo; la ceniza somos.
Tradición nativa: el aire puro
de lo poético pensado.
Traducción meditativa:
lo violento de cantar,
de sentir y de llover.
Hemos de borrárnos,
pregúntale al viento;
tu camino polvo.
En medio de esta luz
palabra buena
sólo lo que pregunta:
cómo no he de decirte tierra bella.


jueves, 23 de mayo de 2019

Upekka para el Tao de la noche fría



La poesía de invierno:
el pasto mojado
que es la lluvia en primavera.

Muddita lo que se dice muddita
los universos
que aún no dice tu cuerpo.

Irme del pueblo
a leer del mundo lo que es del mundo.

No soy 1 monje
pero bien que mendigo por palabras.
1mañana budista
que en tierra de indios
llegue a apacientarse.

Irme & no irme
pues todo monte
también se adormece
como 1 gallo que despierta
& es picado por la competencia.

Bibliotecas de lo que dijiste
& el diccionario
que busque no herir al gallo
sino explicarnos
cómo la tierra cambia su nombre.

No fue 1 hotel
donde mis rodillas
resanaron el verbo
sino la casa de la mandrágora que seca
incendia el pasto de Garuda
& de no mirarnos más de cerca.

León que dice sus rugidos
& otros tigres del verbo &
cazarnos las adjetivaciones del paisaje.

Irme por más palabras
donde siempre te encuentres bien
& disvariar con decirtelas quedito.

Después de tus vocales,
antes & después de tu boca,
lo que se va por más delirio.

Irme & no irme
tan sólo para meditar
lo que la lengua
tiene a la mitad del mundo.

La poesía de primavera:
la miel que aún no corta sus racimos
por vernos llover.

sábado, 18 de mayo de 2019


Desde acciones de paz, el deleite de los montes:
cómo has de crecer a "Los hombres de maíz".
Revólver del paraíso, juguete del abismo: la verdad de la luz en la visión lunar.
Los ojos de Buda: la borradura perfecta del clímax meditador.
Ya cada vez veo menos los aguaceros de mi hiperinfrarrealidad.
Para zombis mis suicidios
& soy sólo el puño de tierra de mi cooperación al rancho electrónico.
Que la eternidad es nada
& ya sólo el contento de mi corazón me llama el delirios.
Pronto pasamos de moda. Ya otro gatito anda como yo,
la noche eterna & Gatubela
en el tejado del putiteibol:
saliendo del metro a Nueva York.

jueves, 16 de mayo de 2019

El pie torcido por perder a mis zombis
que aún me duele.
El terreno baldío
o cuatro sonetos para no cosechar sonrisas
lejos del último Terminator de mi ficción verdadera.
Mahoma & Cristo
hablando del Apocalipsis en tu surco más vecino.
Montecito montecito
lo que tiene de escalada tu cuerpo
en el dolor.
Poesía expandida,
mi cielo renacido.
Cuál delirio nos hemos de encontrar.
Trasmigra el zacate
la sangre de mis desvelos,
el pasto que aún no alimenta
a las borregas ni a las vacas.
Nos ha de cercar
otra inundación espiritual.
Lo que tienes de Buda
verdecito corazón
ojo de agua para la sed de nombrar.
No sé qué dicen los caminos
pero lo que sepa el latido
como montaña para dormir.
Cuarteada la tierra para andar
como el sol que resplandece
& florecido ya seco para calentar
a tus espaldas:
eterno & cálido retorno.

sábado, 11 de mayo de 2019

"Irme del pueblo
a leer y vivir solo. / Y te soñé
y te pensé,
en bibliotecas y hoteles disvarié."
Escribí. Te regalé mi violencia interna
y me dije y te canté
primaveras de tus tangas
& aún llevas puestos
esos versos de universos
que te conté.
Ya somos ventisquero de Enero.
Nos dimos al camino pues.
Se nos amontonó el aire
& el soplido del dragón
rugido por los montes
del aliento del sufrimiento.
Tigres & gallos
son el mismo canto electrónico
de la tierra enterrada siendo.
Pero ya vuelan los pajarillos
& andamos más desnudos de flores.
Déjate venir a mis montañas.
El pueblo de las rosas celestes.
Castilla la tierra
& escarvarnos otra lengua,
otros lenguajes habla la vereda.
Irme y no irme,
la soledad es 1 nube que está pasando.
Lo que sueña la deriva es la deriva.  Pensarnos otro andar y más juntos.
El deseo del sol nos anochece.
La luz es larga, luego nos prende.
Ya te miro.
Los valles me renuncian
pero sigo creyendo. Medito.
Pronto nos amanecemos a ver.