Norteñita para bailar el pueblerino ser
He visto los mejores desfiles de disfraces pasar por mi
callejón
sin salida para el alma, la oferta de inferioridad.
Aguacero de gente que de la ciudad ofrece
la fantasía de un collar hecho de
cabezas de cholos halladas en sonidero clandestino,
eskatos como floreros rotos del hogar alcohólico;
todos, gallitos malpensantes en pelea pokemón
muertos de sed en la cárcel municipal.
Pero sácale punta a este iceberg que escribe el frío de
tus noches,
la falta de salubridad en los kilos coge
con pinzas en forma de mariposa negra,
la significancia de que alguna vez fue un EMO muriendose
de risa.
Combinó la rebeldía punk en mechones de cabello largo sin
Bakunin
pero seguro es que su estilista sabe más de las cadenas
de opresión del capitalismo.
Toda esta tiendita de figuritas de acción
contraculturales
al ritmo del tamalero nocturno;
son los juguetes del niño mazahuacholoeskatopunk;
espiritualmente pasivo mientras no se metan con su morenaza
Malintzin
a la que pronto ha de llenar de hijos
antes de que llegue a la madurez.
Piensa ya en vender sus tierras por las que murió su
tatatarabuelo con Zapata
para cruzar al otro lado, abandonar a su señora e irse
vivir al sueño Televisa.
Lo único bueno es que las exigencias del consumo llegan
con los ojos sacándose los ojos: adiós idolatría de la
imagen, hola proceso de personalización.
Se imita al dark extranjero pero con festividad:
lo identifica el amuleto de la novela por entregas de “El
Solitario”,
se deja apodar hijito roteras.
¿Cuándo se va de albur a la ciudad?
¿Irá a regresar sin vicios y enfermedades venéreas?
Te regalo este ramo de demos mochados
que cantan tu antigüedad de raíces indígenas
para que te limpies el desecho de la gran ciudad.
Te lo dice tu yo depresor, que emana el recuerdo casero:
mamá no está muerta pero maltrato a mi mujer.
Yo te estrello tus muchos huevos o
¿qué hay para regar la clara claridad del alba sino?
Se fue a su mi arbolito y regreso con que él era la noche
triste;
sin saber que el que la riega es el que se va a la obra y
no cree en ella.
La cruda realidad es hoy, pero mañana quién sabe.
Allá tú muy pirámide del sol, pero sin luna que te enfríe
el cálculo de la vida.
Porque si te vas y te vas y te vas;
todo lo que te recuerde tu origen te molesta,
disimulas el lodo en tus zapatos en el metro
pero en tu tierra, exaltas que eres el acuamán de las
ranas
que son más machitas que el mismísimo Diego Rivera
y sus infinitas mujeres, mientras la Kahlo se nos moría
de falta de atención.
Te has ido martillando sapos al otro lado del gran río
donde no has visto más allá de tus manos
porque aquí todo es más difícil y no eres constante.
Pero aquí estamos, con los hijos de tus hijos que te
reniegan o ni te han de conocer
porque dices que no eres historia.
Todos aquí, ante un triunfo escolar de algún pariente
al que ya tampoco conoces, en ese otro tiempo de
modernidades líquidas,
donde te escuchas escucharte: “échale ganas mijo. Nomás
no seas como yo”.
Yo no te culpo ni me culpo porque al cabo sombras somos
de la Revolución donde sombra nos tocó.
Pero si me escuchas, sólo te pido, ya Señor Del Olvido;
que nos des pasamontañas, más máscaras mexicanas para no
arrumbarnos
y mejor la manifestación, exigir un buen autogobierno.
Porque cualquiera se pone un saco,
pero no cualquiera le saca la arruga del pensamiento.